Mensaje del Rector Lo que sucede en la Universidad En los últimos meses ha sido patente la preocupación de la comunidad universitaria, la ciudadanía, los medios de comunicación y los organismos gubernamentales, por diversos fenómenos que afectan o inciden en la convivencia y la seguridad en el campus universitario, por esta razón estimo mi deber como Rector exponer mis consideraciones a toda la sociedad sobre lo que pasa en la Universidad. Uno de los principales asuntos de debate público se relaciona con la venta y con el consumo de alucinógenos en el costado occidental de la cancha deportiva de la Ciudadela Universitaria. Éste es probablemente el principal problema que afrontamos, no sólo como institución educativa encargada de la formación de jóvenes ciudadanos, sino como sociedad que ve cómo crece exponencialmente el consumo de narcóticos en nuestra ciudad y en el país, y cómo se alimentan además las dinámicas de la violencia. Como universidad hemos realizado diversas y constantes campañas de prevención para evitar que nuestros jóvenes estudiantes caigan en la adicción, o para convocar a quienes ya se encuentran en una situación de riesgo, que acudan a los servicios de bienestar de los que dispone la Institución. Somos conscientes de que estas acciones por sí solas no solucionan un problema que hoy no sólo es local sino global; también somos sensatos en r econocer que nuestra autoridad es académica y administrativa, y por esta razón nos hemos apoyado en los Consejos de Facultad, el Consejo Académico, el Consejo Superior, en el Señor Gobernador, quien es a su vez Presidente del Consejo Superior Universitario y quien siempre nos ha ofrecido su total respaldo en este tema, y en las demás autoridades civiles y judiciales para encontrar una salida que, sin afectar nuestro carácter de Universidad Pública, permita erradicar este fenómeno del campus Universitario. Otro tema que ha generado honda preocupación en la comunidad se relaciona con las ventas informales. Aquí se debe anotar que, durante todo el tiempo de mi administración, se ha desarrollado una labor permanente de control del espacio universitario, combinada con programas de bienestar dirigidos a los estudiantes que se encuentran en difíciles condiciones económicas. El presupuesto que asigna la Ley 30 de 1992 para la actividad de bienestar equivale apenas a un dos por ciento del total transferido por el Gobierno Nacional. En la actualidad la Universidad cuenta con cerca de 35 mil estudiantes de pregrado, y el noventa por ciento de esta población proviene de los estratos socioeconómicos uno, dos y tres. Pese a esta compleja situación financiera, nos hemos esforzado en ampliar todos los días los servicios de bienestar estudiantil, en lo cual, el concurso de las cooperativas y del sector empresarial ha resultado fundamental para el logro de los objetivos. La Universidad ha diseñado todo un programa de intervención de las ventas informales, pero este programa no dará frutos duraderos mientras en el seno de la comunidad universitaria existan personas que alimenten la informalidad comprándoles a estos venteros y oponiéndose a su retiro de esa actividad. Es necesario que replanteemos nuestra cultura, y que reconozcamos que, si bien en el país existe una profunda desigualdad económica y un gran desempleo, la misión de la universidad pública es la formación de profesionales y ciudadanos, la investigación y la extensión para lo cual requiere que sus espacios se destinen efectivamente para sus actividades misionales. Recientemente realizamos un estudio sistémico de las situaciones que afectan la convivencia y la seguridad en el campus, y, a partir de aquel, venimos desarrollando estrategias y acciones que tendrán efectos positivos. A lo anterior se debe sumar el exitoso proceso de renovación del carné universitario; al momento de escribir este mensaje, más de 35 mil miembros de la comunidad universitaria ya cuentan con su Tarjeta Integrada Personal, TIP. Con la TIP los universitarios contaremos con un único documento que nos acreditará como miembros de esta comunidad, mejorará el acceso a los servicios institucionales y, además, nos permitirá mejorar el mecanismo de ingreso al campus y ejercer un mayor control orientado hacia personas ajenas a la Universidad que ingresan a realizar actividades contrarias a la academia. Nos acompaña la voluntad y la responsabilidad de solucionar los problemas que nos aquejan, todos los días tomamos medidas y enfrentamos delicadas situaciones, pero nuestro esfuerzo no será suficiente sin el compromiso real y efectivo de todos los que habitamos a diario esta casa del saber. En este sentido hago un llamado a todos los que se han expresado a través de diferentes medios, para que apoyen decididamente todas las acciones que adelantamos para garantizar que el campus universitario siga siendo utilizado, solo en función de l a realización de los objetivos misionales. También ha sido objeto de controversia el reciente cese de actividades en los programas de pregrado. En su momento manifesté que todos habíamos perdido con dicha parálisis, y cada día me convenzo más de que, por más loables o altruistas que sean los fines de un movimiento, no justifican la utilización de cualquier medio en su realización, y menos cuando ese medio pone en peligro, como efectivamente lo hizo el paro permanente e indefinido, la institucionalidad de la Universidad. Hoy existe total normalidad en la realización de las actividades misionales, y ha sido motivo de gran satisfacción volver a ver a la Universidad repleta de estudiantes ansiosos por desarrollar sus labores académicas, situación que contrasta con los días de paro en los que la soledad en el campus era más que evidente. En relación a las manifestaciones y acciones de violencia, mi posición ha sido enfática en respetar las protestas que se realizan con respeto a los derechos de las demás personas y por eso he abierto todos los espacios requeridos para el debate y la sana crítica. La intimidación y la agresión son totalmente contrarias a la Universidad, en la que la palabra, el argumento y la razón, son los métodos por excelencia de controversia. El anterior panorama podría generar, en el lector desprevenido de este mensaje, una percepción de caos de esta Universidad; pero es justo reconocer que, pese a los problemas que afrontamos, la Alma Máter todos los días demuestra que es sinónimo de calidad y de compromiso con la sociedad. Recientemente el Ministerio de Educación Nacional anunció los resultados de la medición de los Indicadores del Sistema Universitario Estatal, SUE, en el año 2009, en los que nuestra Universidad aparece en el puesto número uno entre las 32 universidades de carácter oficial que existen en el país. Otro logro reciente y significativo es haber puesto a disposición de la comunidad la nueva Sede de Posgrados en el sector de Guayabal de la ciudad de Medellín, que nos permitirá disponer de mayores espacios físicos para la realización de esta labor, sin afectar los que ya se encuentran destinados para el pregrado. Recientemente entregamos las obras que le permiten en este momento a la biblioteca central contar con un nuevo aire acondicionado. Igualmente avanzamos rápidamente en la construcción de la sede de Ciencias del Mar ubicada en el Municipio de Turbo, Antioquia, y la cual esperamos que inicie su funcionamiento en el primer trimestre del año entrante. En materia de Investigación continuamos recorriendo el camino que nos permita alcanzar la meta fijada en nuestro Plan de Desarrollo, de ser la universidad investigadora líder en el país en el año 2016; como prueba de ello la Universidad se ubica de segunda en el país en actividad investigadora, después de la Universidad Nacional de Colombia, según el SCIMAGO INSTITUTION Ranking recientemente publicado. En nuestra relación con la sociedad, además de la realización permanente de extensión solidaria, mantenemos los lazos de cooperación y desarrollo de actividades conjuntas, tanto con el sector público como con el privado, y a diario realizamos decenas de actividades para difundir la cultura y contribuir a la formación de los ciudadanos. Existe un compromiso real de mi administración de alcanzar las metas propuestas en el Plan de Acción de la Rectoría para los años 2009-2012, responsabilidad que se puede corroborar en el balance social del año 2009, disponible para consulta de todos en el Portal Universitario. Todo lo que hacemos positivamente obedece al esfuerzo de los estudiantes, de los profesores y de los empleados que creen en este proyecto de Universidad, y al apoyo y compresión de egresados, entes gubernamentales, empresas y personas del común que, no obstante conocer las dificultades que a diario enfrentamos, confían en que su Alma Máter sabrá, como lo ha hecho en doscientos siete años de historia, superponerse a las adversidades y seguir sirviendo de faro para el Departamento y para el País. Atentamente, Alberto Uribe Correa Rector Medellín, 3 de septiembre de 2010 |